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El estado de los supermercados en América del Norte
Según información recientemente publicada por McKinsey, los supermercados norteamericanos tendrán que adaptar sus estrategias y operaciones en todo el 2022 para superar nuevos desafíos.
Con una cadena de suministro aún frágil y un mercado laboral fluctuante, se nos recomienda centrarnos en una serie de prioridades clave a lo largo del año. Esto incluye satisfacer las necesidades de un creciente número de consumidores con conciencia social. Se predice que en 2022 habrá más compradores que pondrán incluso más énfasis en la sustentabilidad en todas las áreas (incluido el empaque), y tomarán decisiones diferentes debido a ello.
También se espera que la demanda por parte de los consumidores de pedidos en línea y a domicilio siga aumentando este año. Parece que la pandemia no tiene fin, por lo que los compradores seguirán sintiéndose atraídos por la comodidad y la relativa seguridad de las compras en línea.
A medida que aumentan la inflación y el costo de vida, los consumidores esperarán sustentabilidad y calidad sin ningún aumento de precios. Más aún, y esto no es ninguna sorpresa, cada vez más consumidores buscan activamente descuentos y promociones como requisito previo para hacer su compra.
Habrá una proliferación de nuevas asociaciones y ecosistemas a medida que los minoristas busquen mejorar sus capacidades tecnológicas, aumentar su alcance de comercio electrónico y crear propuestas de valor nuevas e innovadoras. Las empresas que hagan esto estarán mejor posicionadas para satisfacer las crecientes demandas de volumen y calidad en sus productos y empaques.
Aquellos supermercadistas que puedan afrontar con éxito estos desafíos estarán en mejores condiciones para ser rentables y crecer en los próximos años. La “nueva normalidad” supone muchas dificultades para los supermercadistas, pero también presenta muchas oportunidades para quienes pueden adaptarse y optimizar sus procesos para superar esas dificultades.